Boys don't cry

sábado, agosto 20, 2005

Sábado, de misa y funeral con Martine. Triste, como todos los funerales. Familia y amigos con pena. Dolores reprimidos.

Nos volvemos a su casa conversando. Le digo que los hombres hemos sido entrenados para callar aquellas emociones y sentimientos considerados negativos para la acción, como el dolor, la tristeza y el miedo. "La pena se calla y se aguanta, y el miedo se supera", nos dijeron a varios.

La emoción en el hombre es considerada positiva sólo cuando sirve para algo. En cambio, sentir una pena muy grande nos asusta y por eso no siempre nos permitimos el sentimiento. Pero esto no significa que no la sintamos, y bien adentro. Así, cuando estamos tristes o muy desencantados rápidamente optamos por transformar ese sentimiento en actividad, como por ejemplo trabajar como locos, para tener la cabeza ocupada.

Desde chicos aprendemos a reprimir pesares, penas y miedos y eso mismo contribuye a aumentarlos. (o al menos a dejarlos por ahí, bien guardados, latentes y reprimidos). Al bloquearse una manifestación natural y espontánea como el llanto, un niño se calla. Se esconde en un rincón y se va hacia dentro. Una niñita, en cambio, llora sin problemas lo que siente.

Hoy, ninguno de mis hijos o sus amigos me creería si les dijera: los hombres no lloran. Se aceptan cada vez más las expresiones de miedo y tristeza. Especialmente las melancólicas penas de amor, o un natural temor al futuro. Esta nueva generación viene más libre y espontánea.

Después de un proceso de esos y unas cuantas sesiones de terapia, aprendí a sacar al niño que algún día se quedó por ahí, callado, haciéndose el leso, atragantado con sentimientos y palabras que se perdieron. Aunque a veces aparece para pasarme la cuenta.

Hoy, no me averguenzo de pensar. Y mucho menos de sentir.
Por eso escribo aquí.

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Créditos

Agradecimientos a mi MacBook, a los Marlboro que fumo, pero menos, la Coca-Cola, el cable, el control remoto, Google, Blogger, Twitter, los libros, la radio, ella, mis hijos, mi ex-psicóloga y muchos otros anónimos colaboradores que han contribuido y soportado mi comunicación precoz. Gracias por estar.

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Foto de Santiago by night: Mía.

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