Los desconocidos de siempre

jueves, marzo 16, 2006

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Viví 4 años al frente del Presidente. Desde mi balcón del dormitorio veo su antejardín. Super buen vecino, ni se notaba. Lo mejor era la seguridad, auto abierto, todos los carabineros te conocen, todo bien. Hasta que se fue. Y doña Michelle no se vino a esta casa. Se cambió de comuna. Así que alguien va a a llegar aquí y no sé quién es todavía.

Lo malo fue que entraron a robar a uno de los departamento de aquí, de Melrose Place. Parece que estábamos todos muy acostumbrados y confiados. Ahora ya no hay dos policías en cada esquina, ni otro par justo aquí abajo.

Y como aquí siempre está todo abierto para que la Michi salga, deberé cambiar algunas cosas y costumbres para evitar un mal rato. La sensación cuando te roban es horrible. Una vez, hace tiempo, volvíamos de alguna parte con Cecilia y los chicos, cuando vivíamos todos juntos en la casa. Puerta entreabierta, susto hasta de entrar, nadie adentro, pero todo todo todo revuelto. No robaron muchas cosas, pero la sensación de violado en despoblado, y con alevosía, te dura mucho tiempo.

Qué hacer? Se va la Michi y llega un feroz doberman? Chapa de seguridad? Alarma? Vivir entre rejas?

Que te roben el corazón pase, y ni tanto, pero el Mac, los discos, los libros, uf, no.
El resto da lo mismo. Y siempre hay Cardio-Poxipol.

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Créditos

Agradecimientos a mi MacBook, a los Marlboro que fumo, pero menos, la Coca-Cola, el cable, el control remoto, Google, Blogger, Twitter, los libros, la radio, ella, mis hijos, mi ex-psicóloga y muchos otros anónimos colaboradores que han contribuido y soportado mi comunicación precoz. Gracias por estar.

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Foto del blogger: Bárbara Gallardo
Foto de Santiago by night: Mía.

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