Soñé que ya no estaba. O sea, estaba, pero muerto, y podía mirar a las personas y las cosas. Escuchaba a los chicos que se preguntaban por los passwords, las claves de tanta cosa loca que su viejo se había metido, desde hace ya tantos años.
Cuentas de blogs, de Google, Twitter, Flickr, Facebook, Pinterest, Tumblr, Linkedin, Wordpress, Last, YouTube, Quora, Instagram, Foursquare, Whatsapp, y cuanta cosa rara sale por ahí. Decían, "Qué hacemos? Se va a quedar todo abierto ahí, para siempre? OMG, mi viejo era un loco!"
Yo pensaba que, si hubiera sabido, habría dejado un buen post, unas buenas fotos, algo memorable y bien preparado, como para que quedara ahí para la posteridad. (Aunque de verdad, lo que más quería era abrazarlos).
Nadie maneja mis claves. Nadie. No las tengo almacenadas en ninguna parte, salvo en mi cabeza. Pronto este cyberespacio estará lleno de sitios abandonados porque sus dueños, sus creadores, los que han sido el alma y motor de esos sitios, ya no estarán. Todos quedarán a la orilla del camino, esperando nada, como animitas virtuales, mudos testigos de algo que pasó.
Llevo más de diez años blogueando, me han dicho de todo, bueno y malo. Y sigo escribiendo lo que quiero, cuando quiero y como quiero. No tengo vergüenza de pensar, ni menos de sentir.
Lamenté no haber dejado una carpeta especial para la ocasión, escondida entre otras carpetas dudosas, algo así como "abrir en caso de". Más aún, lamentaba no haber dejado un artículo póstumo y las precisas instrucciones de cómo postearlo. Tengo tanta gente a la que decirle, de nuevo, gracias, que habría sido bueno poder escribirlo.
Y no sé que irá a pasar después. No sé si intentarán hackearlo, o pasarán por aquí a veces para dejarme un comentario, un saludo, una historia de esas que me gustan a mí. Tal vez se va a llenar de graffitis, pensamientos y mucho de story telling. Nadie tiene esta clave. Todo se quedaría como ahora, como el último día, como la última vez. Para siempre.
En fin, ya saben, si pasan por aquí y yo ya no estoy, dejen algo, una frase, una historia, un par de cosas ingeniosas. Cuidadito con andarme poniendo santitos, y nada de gracias por favor concedido.
No me asusta la muerte ritual, sólo dormir, verme borrar, como decía la Violeta. Pero bien, todo bien. Por último, no es problema mío, yo no voy a estar.
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PD: En todo caso, cuando desperté, el mundo todavía estaba allí.
Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida.
ResponderBorrarLuego de leer tu reflexión recordé este texto de Wyne Dyer: "Siempre he pensado que el auténtico objetivo de la vida es ser feliz, disfrutar de ella, y llegar a un lugar en que no estés intentando llegar a otro sitio. Muchas personas se pasan la vida esforzándose para poder llegar a otro lugar. Jamás consiguen llegar...." por lo visto tú lo estás haciendo, se te ve feliz. sl2.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo, tenemos que pensar en vida como pasar la posta. Eso lo hara mas trascendente y relevante. Saludos, Octavio.
ResponderBorrareso es muy cierto
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