El mundo real

Terapias hiperconectadas

Fue uno de los temas de la noche en la reunión. Y he seguido conversando con Amelia, con Tono, Petra y AM en sus blogs respecto a esta cosa que se siente cuando te das cuenta que lo que escribes comienza a ser más público. Ahora que estás a la luz, que mucha gente habla de blogs, que tu jardín dejó de ser secreto. Y que estás en esta terapia pública en la casa de vidrio.

A mí eso, de verdad, no me importa. Ni yo sé si lo que escribo es ficción o pura realidad. Y da lo mismo. Cuando lees un libro, supones que el autor ha volcado su talento al escribir desde el fondo, sintiendo cada frase, tratando de engancharte, emocionarte, sorprenderte, y en definitiva removerte. Y todos, todos, quieren tener muchos lectores. A algunos, fabricantes de historias, los mueve la plata, el éxito editorial y personal. Parece que a mí todavía me mueven las ganas, de contar historias, transmitir vivencias. Y algo de ego supongo.

Tal vez estar hiperconectado sea eso, aparecer en los buscadores, entregar y tener feedback. Por ahí va la cosa. Te gusta y no te gusta. Y últimamente me he dejado de dar esta dirección a medio mundo por lo mismo.

Porque, ¿Cómo hablar de alguien, contar algo, si este/a te va a leer? O ¿cómo contar algo incontable sin dar muchas explicaciones? Si algún día te metes en un lío siempre está el recurso de decir que casi todo lo que pasa en el blog es ficción o mera coincidencia... sincronías, casualidades, historias muuuy antiguas, relatos de otros o capítulos de la gran novela en preparación y poner cara de sorprendido o cara de yo no fui... "no, es puro cuento, cosas mías que invento, etc..." y sonreir.

Ya todo es tan alternativo que un blog alternativo podría ser la solución. Ser otro. Un alter-blog. Y ser distinto. Pensar con otros de los tantos que se pelean entre la cabeza y el corazón para salir. Escribir otro blog con otros ojos.
Tal vez lo haga, tal vez ya lo hice.
Y aquí estoy, posteando.