Tal vez sólo escribo para que me quieran

-García Márquez dixit-

Así que ahora voy a escribir crónicas. O sea voy a ser crónico.
No sé de qué, pero crónico.
Y urbano. Me gustan las ciudades. El campo es para un fin de semana y ver las luces de lejos al volver por la autopista. Mis historias y vivencias son urbanas. Y me gusta lo de post urbanas porque lo virtual de la red y lo globalizado de todo superó los límites que conocíamos.

Seguiré como hasta ahora, suspirando palabras al aire. A veces diré algo interesante. A veces serán palabras perdidas. Tal vez alguien, algún día, conectado a la web, abra estas páginas olvidadas y encuentre historias revueltas en el tiempo, lo de antes, lo de ahora, lo de mañana, y se mezclen los nombres, las fechas, los olvidos y recuerdos.

Seguramente, en el acto de escribir, la crisis de la pantalla en blanco me ataque muchas veces. Pero ahí voy a estar, rescatando momentos, frágiles como un instante. Acordándome de ella. De mí. De otros.

Hace algún tiempo dije que me gusta saber que hay alguien al otro lado que me lee, que me entiende o no, que le gusta, que se ríe, que le carga, que comenta, que calla, que puede emocionarse o negarse a lo que lee. Y esa sensación es una de las razones grandes. Saber que están ahí.

Y aquí voy a estar.