El final de un placer culpable
domingo, septiembre 26, 2004
Puse alarma, palm, celular, radio reloj, mac, todo, para no perdérmelo. Durante meses evité todo contacto y referencias al tema en internet, sitios, portales, fotos, blogs, tele, revistas, prensa y conversaciones con los que sabían.
Hoy, con un Carmenére Reserva guardado para la ocasión, queso Azul y Gruyere, un chocolate amargo que me regaló alguien y un paquete de Marlboro, me tiré a la cama, solo, y prendí la tele. Y me dediqué a ver el último capítulo de Sex and the city. Tenía cita con cuatro mujeres.
Disfruté el programa especial que mostraron antes, con apuntes, entrevistas y gags de las cuatro chicas, sus ondas, sus amigos y parejas, la moda, el sexo, y of course, New York, que representaba a la quinta amiga, en las seis temporadas que duró esta serie. Sex and the city siempre nos habló de amor, relaciones, citas, sexo y soledades y nos mostró encuentros, reencuentros y desencuentros.
La música de Gotan Project abre el último capítulo, Carrie en Paris, entendiendo que nunca va a ser la primera en la vida de Petrovsky, y que siempre habrá un as son as... antes de ella. Samantha luchando contra su cáncer y refloreciendo en primavera con un muy jugado Smith. Charlotte y Harry conociendo la hija que les llega para su adopción, y Miranda actuando humanamente y enamorada de Steve y de su hijo. El final, Big en París encontrando a Carrie y llevándola de vuelta a casa. Volvió a decir: "Life is too short. What are we doing?"
Lo he disfrutado. Es la única serie que vería entera de nuevo, tal como Seinfeld y la inolvidable Twin Peaks. La repiten el martes a las 10, en Cinecanal. Ni me llamen. La voy a ver de nuevo.
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