Los héroes también mueren
martes, octubre 12, 2004
Muere Christopher Reeve. 52 años.
Corazón atacado con kryptonita. Uno de esos hombres grandes. Incluso más que el personaje. Estuvo en Chile en 1988. Lean un post de Paloma, tiene una linda historia con él. Se llama Encuentro en la Estación.
Muere también Jacques Derrida, 74 años. El último de los sobrevivientes reales del 68, y tal vez el último de una camada de inteligentes. Bueno, quedan otros pocos todavía por ahí. Autor de toda la corriente de la déconstruction. - c'est-à-dire une critique des présupposés de la parole-. La tesis es que la escritura en modo alguno reproduce la palabra. Es una forma de análisis que plantea deshacer desde el interior un sistema de pensamiento dominante.
¿Complejo? Ni tanto. El concepto fue aplicado a todas las artes y ciencias sociales, incluyendo lingüística, antropología, ciencias políticas, arquitectura y diseño. Muchas corrientes de pensamiento de las minorías usaron su método como un instrumento para revelar los prejuicios e inconsistencias de los iconos de la cultura occidental. Derrida estuvo en Chile en 1995, dando charlas en la Arcis, en la Feria del Libro en la Estación Mapocho, en la Católica de Valparaíso. Ni siquiera pude acercarme a él, a firmar un libro o verlo de cerca. Como un héroe, rodeado de multitudes, pero tranquilo. De divo, nada. Y habló. Sí que habló.
Y yo, que solía ser un héroe, también muero, me caigo, me equivoco. No sé salir de las cosas, no sé cómo sanar. No sé actuar como 50 tipos normales, que disfrutarían todo lo que les pasa ni se complicarían con nada. Yo no. Yo me complico. Hablo. Siento. Hablo de más, siento de más. Y arrastro a los buenos. A Luisa Lane. Que actúa bien, que se involucra, que quiere construir y yo no la dejo.
Fue un fin de semana raro. Largo, con lluvia, con sol, con malas noticias, pero también con buenas cosas. Habría sido un fin de semana de esos lindos. Si sólo aprendiera a quedarme callado.
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