Tres Ficciones Súbitas
viernes, marzo 11, 2005
La Espera
Penélope dejó finalmente los palillos. Era imposible.
Ya no volvería.
Paraíso
Cuando los ojos de la serpiente lo miraron, no alcanzó ni a darse cuenta.
Apenas tragó la manzana sintió el peso y la fuerza de todos los deseos del mundo y de los hombres.
Eva pensó, me va a doler la cabeza.
Medio Oriente
Terminó de preparar la mochila. Estaba listo.
-No voy a volver- murmuró, apenas entre dientes.
Su mamá lo abrazó, te vas con mi bendición, le dijo.
Alá te espera.
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