La buena onda

Las cosas buenas,
los cariños,
la gente,
un buen recuerdo,

Hay cariños que nos roban el corazón. Sin saber cómo, llegan y forman parte de nuestra existencia. Y vivimos momentos felices que se quedan con nosotros para siempre. El corazón late más con sólo recordarlos. Instantes frágiles, momentos, recuerdos en la memoria.

Pero vivir el momento es lo mejor que me puede suceder.
Estar contento. Disfrutar lo que hago.
Ver a mis hijos, grandes, ricos, con amigos y pololas que los quieren. Cada uno en su onda, los dos en mi corazón.





Tomar tu mano.
Mirarme en tí.
Quererte.
Saber que estás.



La otra cosa es reirme.

Dicen que el último refugio de las personas libres no es la esperanza, es el sentido del humor. Ese que nos deja reirnos de todo y de todos, alegrarnos de lo bueno y vivir sanamente, sin muchas honduras ni gravedades. Claro que hay cosas para ponerse serio, pero ni tantas.

Alegrarse la vida, escuchar a alguien que ríe con ganas, hacer el amor, cantar, bailar, hablar con alguien que quieres, escuchar una buena noticia, terminar bien un trabajo, producir con ganas, sonreir, reir, querer.

No tengo tiempo para mala onda.