Casi vacaciones
lunes, febrero 13, 2006
Sonaba bien. La gringa me dice vente para acá, está rico, hay playa, sol, buena conversa. Así que me desenchufé como pude y me fui a Algarrobo el viernes en la noche. Entre los bips del tag y los 3 peajes para llegar, alcancé a escuchar un disco. Y llegué. No sé hace cuantos años no tenía un fin de semana playero y desconectado de todo. Llegué a comer rico, a pasear en la noche, a sentir la arena húmeda y mojarme los zapatos, ver la luna gigante sobre el mar y hablar mucho y escuchar otro tanto. Es que es buena para hablar la gringa. Y esa cosa playera de las noches de verano, de caminar entre la gente roja como tomate, meterse a esas ferias artesanales con brillos chinos y figuras de conchitas es demasiado entretenido.
Buena la conversa, buena la terapia.
Y hay una que otra frase para el mármol, que se las voy contando de a poco.
Es rico sentir bien cercana a una amiga. Y hablar de todo. De las cosas de ella, de las mías. A veces nos pegamos unos buenos palos, jugamos, y nos reimos. Harto. Como tiene que ser.
Vuelvo el domingo, tarde, más bips del tag y 3 peajes de nuevo. Y me encuentro con buenas nuevas en Santiago.
De esas que te dejan contento.
¿Les gustan las mariposas?
Tengo miles. Todas en la guata.
Las mariposas estaban aquí.
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