Noches de otoño
miércoles, marzo 22, 2006
Música para leer, powered by Roberto Castpost
Me tinca este otoño. En serio. Creo que tiene aires distintos. Otras cosas. Otras ganas.
Vengo llegando de despedir el verano. Esas llamadas raras, en la noche, poco antes de las 12, la Clem, que tiene su blog y escribe bien y es más buena para hablar que yo, lo que es harto, y qué estás haciendo, nada le digo, aquí dando vueltas, bueno, ven a despedir el verano, queda poco, adonde le digo yo, aquí pues, a Orrego Luco, y yo, que a lo único que voy a Orrego Luco es al banco, le digo ya, voy.
Y todo bien, y la conversa es buena, y hay luna, y me dice que todo bien, que se me notan a veces las penas, o más bien las nostalgias y que no me mida, tal como me decía Diana ayer, que el sitio es mío, que escriba lo que quiera y que si leen o no leen da igual, yo le digo que no hay mensajes, no hay entrelíneas, no hay destinatarias, que nunca ha habido, aunque si lo pienso bien más de alguna vez sí hubo. Pero ya. La cosa es que hablamos de blogs, claro, pero también de vida, de dioses con mayúscula, de encuentros, de viajes, de sillones, de amor, y de las ganas. Y yo le preguntaba no sientes a veces esas ganas de querer, de esas que a veces se te quedan dando vueltas por ahí y que te llegan a doler. Y claro, a varios les llegan esas ganas. Eso es lo que siento. Justo ahora. Ganas de querer. Pero querer harto. Harto. Llenarme de alguien, querer todo, quererla todo. No sé hacer las cosas a medias, no sé querer a medias, no sé. De verdad, no sé. No quiero aprender tampoco. No quiero disculparme por ser como soy. No quiero. Ya no. Sé que voy a mil, pero cuando llegue donde quiero llegar estaré tranquilo. Seguro voy a mirar pa atrás y diré uf, cuantas vidas, cuantas cosas, pero estaré feliz de haber llegado. Y voy a mirar a la que quiero mirar, que ni siquiera sé quien es, pero está, sé que está, y va a estar mirándome, tal cual, sin querer cambiarme ni nada. Va a decir gracias por estar, por haber encontrado este ser extraño que le devuelve las miradas, que le dice que la quiere y ella siente que lo ama. Y quiero un amor, claro, pero un amor de todos los instantes, aunque dure un día o toda la vida. Y si es hasta el lunes, o martes, o un mes, va a ser rico, intenso, y entretenido. Pero de esos instantes, los quiero todos. Y eso no significa estar pegado con alguien. No quiero eso. Por muy pegote y carente que sea. Yo quiero estar adentro. No solo quiero estar en sus sueños, quiero ser su sueño. Y sé que hay alguien. Sé que hay alguien.
No andan con esas ganas como de querer harto?
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