Cuando vuelve un hijo

martes, marzo 18, 2008

Felipe se fue el 23 de diciembre, un día antes de Navidad. Lo fuimos a dejar a Pudahuel, después de una masiva despedida de amigos en su casa.
Un viaje largo, de tres meses, a uno de esos resorts de nieve en Colorado, Estados Unidos, en un programa para universitarios que quieren trabajar durante sus vacaciones.


Los tres meses los pasó en la cafetería, en la urgencia de la línea de atención y adentro de la cocina, preparando y limpiando. Lo hizo bien. Le hizo bien. Aprovechó de cantar, de mostrar su música, de vender diseños, de viajar y conocer. Lo pasó bien, llegó bien y más grande.

Lo eché de menos desde que se perdió tras la puerta de Policía Internacional, hasta que volvió este fin de semana. Lo abracé tanto, como siempre pensé que lo haría cuando volviera. Después se lo presté un poco a su polola y a su hermano, y lo volví a abrazar.

Pasan cosas cuando te falta un pedazo. Yo sé que está bien, sé que los hijos son prestados, y que están destinados a llegar lejos, como flechas, como frases, como trozos que se te despegan y viven su vida propia. Sé todo eso. Pero cómo se hace para no sentir que te falta.

Y ahora que volvió, siento que se me completa el círculo. El triángulo que formamos los tres compinches, junto a su hermano, se rearma.

Luego le toca a Rodrigo, se va por un par de meses a Estados Unidos por lo de su trabajo, su tesis, sus ganas de hacer postgrado, de postular a uno de esos doctorados, que siempre son lejos, y siempre son largos. No le cuenten a ellos, sé que se me sale el egoísta, y aunque quiero que los dos toquen el cielo, y que yo mismo los aliento y los empujo a hacer todo lo que quieren, me gusta sentirlos cerca.

Pero no les digan esto nunca, yo hago como que no pasara nada.


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Créditos

Agradecimientos a mi MacBook, a los Marlboro que fumo, pero menos, la Coca-Cola, el cable, el control remoto, Google, Blogger, Twitter, los libros, la radio, ella, mis hijos, mi ex-psicóloga y muchos otros anónimos colaboradores que han contribuido y soportado mi comunicación precoz. Gracias por estar.

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