La Fiesta #Firefox5 en Chile

¿Recuerdas como era todo en el 2004? Un navegador casi único, que se vendía con un sistema operativo, y que no avanzaba con la rapidez que el desarrollo de sistemas, programas y aplicaciones requería.

Hasta que llegó Firefox. Y todo cambió. Los códigos abiertos, las nuevas normas y sobre todo esa gran capacidad de escuchar a sus usuarios, permitió que millones de personas bajaran Firefox gratuitamente.

El 9 de noviembre recién pasado se cumplió el quinto aniversario de Firefox, y desde ese día se han realizado celebraciones en todo el mundo. Este sábado 28 de noviembre es el turno de Santiago, que a contar de las 22.00 horas sacudirá la noche santiaguina. La Fiesta #Firefox5 se realizará en el Centro de Eventos Ex-Fábrica, ubicado en Asunción 426, esquina Patronato, en el Barrio Bellavista.

Con entrada liberada y muchos otras sorpresas, esta fiesta promete estar a la altura de las que ya se han celebrado en distintas ciudades importantes, como San Francisco -la sede central de Mozilla-, Paris -la más grande hasta la fecha con más de mil participantes- y Bruselas, entre otras.

Para asistir debes inscribirte en el sitio http://www.firefox.cl/firefox5. Las inscripciones son individuales, por lo que debes registrarte tú y quien quiera acompañarte, ya que la lista de registrados será controlada al ingreso.

Dos grandes barras, con precios subsidiados, rayos laser, pantallas y visuales ad-hoc harán de esta Fiesta un hito importante en el ambiente geek santiaguino.

Y claro, estamos produciendo. Gracias Firefox!

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Personaje de la semana

Y me van a perdonar la auto-referencia, no será la primera vez, pero es que me gusta Giro Magazine. Creo que es un buen proyecto, con buenas ideas.

La cosa es que me mandaron su cuestionario, super al grano, y ya, así salió, tal cual.

Roberto tiene 53 Años, es Publicista de la Universidad de Santiago y egresado de Filosofía de la Universidad de Chile. Productor de eventos, fotógrafo. Escritor de blogs. Creador de uno de los Blog chilenos más exitosos y visitados de Chile: El Mundo Sigue Ahí, donde escribe de cultura urbana y vivencias personales. En su columna de La Tercera aborda temas de internet y redes sociales. Roberto es considerado el “papá blog” debido a su antigüedad en el mundo bloggero.

Mi Trabajo: Publicista, Director Creativo en Producciones Globales, fotógrafo, productor, diseñador y web master, redactor y consejero espiritual. Junior y vicepresidente ejecutivo.

Si no fuera Publicista sería: Periodista

Mi rincón/lugar favorito en Santiago: Mi pieza, también el sector de Sanhattan, algunas cuadras de Lyon y Suecia, las calles atrás del Diego Portales.

Que sitio rescataría de Santiago: Casi todos. El San Cristóbal, el Santa Lucía, el barrio Concha y Toro, República, Lo Curro, el Cerro San Luis, lo nuevo, lo viejo.

Mi Look: Sport, casual, de negro, o jeans y chaqueta.

Mi anti-look: Dockers.

Mi fetiche tecnológico: El iPhone, el Mac, la Nikon.

Si fueras un auto sería: El que tengo, un Nissan 240SX, clásico, pero estiloso. Y rápido.

Algo que no es imprescindible para mí: La política politiquera.

Mi panorama de fin de semana: Salir, comer, hablar, ver a los chicos, ir a lugares nuevos, recorrer los de siempre. Escribir.

Qué no haría un fin de semana: Dormir todo el día.

Mi placer o mi gustito personal: Escribir, quitarle horas al sueño haciendo lo que realmente me gusta. Una siesta conversada. Navegar en la red hasta perderme.

Algo que no me gusta: La administración, las cuentas, la plata en sí misma.

Mi cuidado personal: Ducha, afeitada, lavado de dientes. Lo básico. Y claro, algo de Gio.

En una frase me describo como: Hombre feliz, varias veces al día.

Mi legado para las próximas generaciones: Tienen que hacer eso que aman. Y tratar de amar eso que hacen.


Pueden ver la entrevista directamente aquí.

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Flores amarillas

Una vez tuve una chica, que era como de Rusia antigua, de esos países raros con nombres lindos y que sólo viajaba en tren, recordando sus tiempos aristócratas mirando por la ventana. Cada vez que veía flores amarillas, se alegraba.

Para perderse.
Para perderse era.

Viajaba por muchas partes, evitando a los invidentes, buscando a los de seis o siete sentidos, como ella. Y escribía, de verdad que sabía querer con las palabras. Tanto, que se convirtió en una letra. Una sola.

A veces me acuerdo de ella. Debe estar por ahí, a la espera de un huracán o el olvido. El té de melisa, o arándano, la música, las fotos, las luces y sombras, le recuerdan otros tiempos.

Cada vez que veo una flor amarilla me acuerdo de ella.

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Ganas de querer

Pasa que ando como despidiéndome. No es que me vaya a morir, al menos eso no está en mis planes. Pasa que ando tratando de encontrar respuestas, de sentirme cómodo, de volver a sentir. Pasa que volví a encontrar a alguien. Pasa que me pasan cosas. Pasa que me gusta que esto pase. Y quería estar solo, por eso es que me ando despidiendo. Porque quiero que esto me llene. Porque no sé hacer las cosas a medias, no sé querer a medias, no sé. De verdad, no sé. No quiero aprender tampoco. Ni disculparme por ser como soy. No quiero. Ya no. Y aunque esto tiene que ser de a dos, al menos por mi lado está bien. Quiero estar con quien quiero estar, quiero mirar a quien quiero mirar, darle la mano y decirle caminemos. No sé si está, no sé si mirará como yo quiero, no sé si quiere mirarse en mí, de nuevo. Pero quiero su mano. Y quiero todas estas ganas de querer.

Ganas de querer. ¿Hay algo mejor que esto?

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