Vivir solo

Descubrí por ahí un blog precioso: Viviendo solo. Dedicado a "ayudarte en todas esas cosas que nunca nos enseñaron cuando vivíamos con nuestra familia; lavar la ropa, cocinar arroz, cocer un botón". No dejen de verlo.


Yo nunca viví solo. Me fui de la casa de mis viejos para casarme.
Y fueron 19 años. Hasta el 2001. Y de eso ya van casi 10 años.. 

Diez años. Y le he agarrado el gusto a esto de vivir solo.
Aquí está mi casa. (De la escala hacia la derecha)



Así que he sido novio puertas afuera. Aunque ahora el tema se ha estado instalando de a poco, estamos comenzando a hacer planes para compartir techo, pan y los despertares. 

Pero en serio, mis horarios son imposibles, todas mis vidas anteriores transcurrieron en Transilvania. Me gusta la noche, me gusta comer cuando tengo hambre. Escuchar esa música rara que me gusta a veces. Me gusta trabajar cuando estoy inspirado. La publicidad es así, la producción igual. Sin ganas no hay resultados. Y ni hablar de escribir. ¿Quién puede escribir a las 9 de la mañana? La noche es para escribir. Y me quedo pegado mirando la luna. 

Me gusta cerrar la puerta y salir. También me gusta que me vengan a ver. Preparar algo rico. Dejarla en la puerta. Y después ordenar todo mientras me acuerdo de algo y me río solo. 

Los contra, también son varios. Aunque mantener el depa no es tan complicado, igual tuve que aprender. Saber para qué sirven todos esos frasquitos del pasillo de la limpieza en el Jumbo. Acordarme de mirar las fechas de vencimiento de las cosas para comer. Antes, cuando estaba casado, me sacaba la ropa y la echaba en un canastito mágico que hacía aparecer todo limpio en los cajones. Ahora, cuando ya no me queda nada que ponerme, junto todo en un par de bolsos y lo llevo por ahí a que me laven todo, y me lo entreguen, ordenado y planchado, un par de días después. 

Hay un montón de cosas en la cocina que no he ocupado nunca. Pero me gusta sentir ganas y comerme lo que me guiñe el ojo. Y aunque a veces el refrigerador sólo tiene eco siempre habrá algo para atenderte si me vas a ver.

Así que aquí seguiré. Hasta nuevo aviso. O hasta que las conversas fructifiquen.