Cuando Chile duele
jueves, diciembre 02, 2004
El difícil camino a la verdad
Leer el Informe Valech, recordar otras historias que nos tocaron y nos dolieron de cerca. Llorar porque te duele. Te duele de verdad, te duele Chile, te duele el alma. Te acuerdas de testimonios de amigos que pudieron salir del Estadio, otros, de algunos de los Alamos. También recuerdas a los que no volvieron. Hasta hoy. Creer que hay que empezar con algo. Algo que permita acercarse. Yo ni discuto las compensaciones, justas o injustas. Nadie va a devolver vidas, palabras, dolores, ausencias, errores, horrores.. Pero sí creo que hay que empezar con algo.
Cuando supe, hace varios años, la historia de Marta Ugarte, profesora, lanzada desde un helicóptero en uno de esos vuelos de la muerte, y que fue la única víctima que devolvió el mar, quedé con un pedazo menos. Con esa historia real, Patricio Manns hizo la letra de la canción "Vino del Mar" que toca el Inti. La pondría aquí, pero de verdad, no me da. Me duele. Me duele hata la música.
"Vino del mar
Envuelta en agua azul
la trajo el viento del más allá
Dormida en las
Olas de espuma y sal
Sobre su propia herida mortal
...
Vino del mar
Y era una estrella azul
Danzando en altas olas de sal
Volviste a mí
Porque me ataste
Al nudo de la eternidad"
Fui uno de los que firmé una solicitud de adhesiones a levantar un monumento a la memoria, con los rieles encontrados en Quintero. Pero propuse algo distinto: que se enviara un pedazo de esos rieles a cada puerto, a cada ciudad, a cada escuela, para que nunca más. Sólo eso. Nunca más. Por mi amiga Nieves, me entero que ahora otra institución tomó esta iniciativa. Leo unas líneas de uno de los que firmó, Alejandro Cabrera, y no puedo terminar. Ni veo de lágrimas. Quedo mal. Pero en realidad quedo bien. Porque quiero creer que nunca más: Ni contra estos, ni contra estos otros, ni los de arriba ni los de abajo.
"He adherido mi nombre a la lista por la creación del Monumento Nacional a la Memoria, y motivado por el sentimiento que nació en mí al conocer los hechos de Quintero, en cuyas playas, por muchos años, durante mi infancia, jugué y nadé sin saber lo que había debajo de mis pies, me permito enviar unas frases e imágenes sueltas que surgieron al imaginar los rieles en el mar como el sustento material del monumento.
Un tren sumergido
Un andén azul profundo, oceánico, adherido a las rocas submarinas, lleno de pasajeros sin maletas ni pañuelos de despedida, o simplemente sin pasajeros, los asientos vacíos, las ventanas rotas. En la orilla, pañuelos de despedida agitados para un viaje sin retorno. Rieles, pañuelos blancos y zapatos viejos, con alambres en vez de cordones.
Un vagón a medio sumergirse en el mar, en la playa de Los Enamorados, Quintero, Chile."
Nunca más.
1 comentarios. Escribe tu opinión aquí.:
Hola don Roberto, hace tiempo que leo su blog y poquitas veces lo he comentado, pero mire, hoy he estoy leyendo este post que tiene casi siete años de publicado y al parecer nadie lo había comentado.
Querio decirle dos cosas: Una, que con de usted estoy aprendiendo mucho de mi país natal, gracias por ello. Dos, que admiro su constancia porque revisando los comienzos de "El Mundo Sigue Ahí" veo que no lo comentaban y ahora su blog tiene varios bastantes seguidores. ¡Felicidades!
p.s.: Sí, hay veces que Chile duele, sigue doliendo con tanto gusto por la farándula, por tantas cosas que parece que quedaron ahí... Abrazos.
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