Penas ajenas que son propias
miércoles, enero 05, 2005
Qué será que nos pasa cuando vemos tele, leemos diarios, navegamos o conversamos el tema con los amigos y nos damos cuenta que hay algunas noticias que nos tocan, nos golpean y conmueven. No conocemos a nadie, ni siquiera a alguien que conoce a alguien que conoce a alguien. Pero nos duele.
Acabo de ver que encontraron el cuerpo de la chilena perdida en Tailandia, el cuerpo de Francisca Cooper estaba en la morgue de Krabi, al otro lado de la isla donde desapareció en el tsunami. Me he preguntado mil veces por la gente que la quiere, por su matrimonio del 17 de diciembre, por su cumpleaños que es hoy, por su luna de miel que al noveno día se interrumpe para siempre, por la no-despedida, por un duelo que no se sabe si empieza, por ese no saber tan cruel, que me imagino que ahora que la encontraron la pena sí puede instalarse en esos corazones tan golpeados.
No sé si se puede volver a amar después de algo así. No sé si sería capaz de soportarlo. No sé si alguien puede.
Las historias de amor no pueden tener estos giros, estos finales.
¿Qué se hace con lo que se quedó adentro?
No se puede entender.
Ni siquiera entiendo mi propia pena por esto.
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