Escribir
domingo, mayo 18, 2003
Hablar para uno mismo.
Aclarar pensamientos, recordar sensaciones, traer un momento del pasado. Y al tratar de transmitirlo tienes tantas interpretaciones como personas lean.
Me gusta, pero es raro, saber que hay alguien al otro lado que te lee, que te entiende o no, que le gusta, que se ríe, que le carga, que puede llegar a emocionarse o negarse a lo que lee.
A veces pienso que no importa quien trate de leer estas locuras, no siempre tiene un destinatario claro. A veces sí y son directas, a la razón o al corazón. Algunas son para tí. Otras son sólo para mí. Y si a alguien le sirve, aclara una duda, se refleja o piensa exactamente lo contrario el rito se completa. Y se inicia en el alma sensible, a veces demasiado, de alguien que suspira palabras al aire, tratando de entender al sorprenderse de las conductas humanas, del orden de las cosas y de la impresionante variedad de sentimientos.
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