Rosas

martes, junio 03, 2003

Este mes se cumplen 60 años de la primera publicación de El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, uno de los más traducidos y vendidos del mundo.
Muchos crecimos con el Principito y varios lo re-descubrimos ya más grandes y crecidos.
Cómo olvidar al rey sin súbditos que ordena lo que de todas maneras sucede, al geógrafo que dice que las flores son insignificantes, al hombre de negocios que compra estrellas, sólo para poseerlas, al comerciante que vende píldoras para no tener sed y ahorrar tiempo. Cómo olvidar sus 3 volcanes, el zorro y sus ganas de ser domesticado, el dibujo de la serpiente, sus grandes árboles y especialmente su rosa.

Su rosa. Conmovedoramente bella, única, distinta de las otras flores de su planeta, entre las que simplemente un día, apareció.
Esa rosa que él amaba, pero no sabía amarla. Y esto no es una contradiccón. Pasa todo el tiempo.

Cómo olvidarlo, cuando con él logramos entender que lo esencial es invisible a los ojos.
El 31 de julio de 1944, Saint-Exupéry partió de Córcega en un vuelo de reconocimiento y nunca regresó.
Tal vez esté con el Principito, regando su amada rosa.

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Créditos

Agradecimientos a mi MacBook, a los Marlboro que fumo, pero menos, la Coca-Cola, el cable, el control remoto, Google, Blogger, Twitter, los libros, la radio, ella, mis hijos, mi ex-psicóloga y muchos otros anónimos colaboradores que han contribuido y soportado mi comunicación precoz. Gracias por estar.

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Foto del blogger: Bárbara Gallardo
Foto de Santiago by night: Mía.

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