Lilith

Ha costado averiguar esto de Lilith. Pocos quieren hablar. Antiguos libros hebreos nos cuentan que Lilith fue la primera esposa de Adán, ambos creados por Dios. Estaba hecha con arcilla, igual que él. En el capítulo uno del Génesis, se dice: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó".
Lilith era hermosa y libre, y parece que bastante independiente y emancipada, pues se quejó de tener que yacer siempre debajo de Adán. Ya con esto, y hace tiempo, su historia me interesó de verdad.

El mitólogo Robert Graves, que ha estudiado harto más que yo, nos informa que según sus investigaciones, Lilith sí fue la primera esposa de Adán, pero nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith se negaba, considerando que la postura recostada que él exigía siempre era ofensiva para ella. "¿Por qué he de recostarme debajo de tí? - preguntaba - Yo también fui hecha como tú y, por consiguiente, soy tu igual". Ella quería variar, ¿quién no? Como Adán no se enganchó mucho, Lilith invoca el nombre de Dios, quien le da alas. Ella se aleja, volando, del lado de Adán. El se queja al Creador que, condolido por el solitario desamparo del varón, envía a tres ángeles a buscar a Lilith. Ella se niega a volver, quiere permanecer en el Mar Rojo, región en la que abundaban los demonios lascivos, con los que había dado a luz a varios lilim -demonios bebé-. El castigo de Dios por esta negativa de Lilith a regresar consistirá en hacer perecer cada día un centenar de esos hijos y expulsarla definitivamente del Paraíso por abandono del lugar de trabajo. No fue renuncia voluntaria.

Entonces Adán recibió una nueva compañera, Eva, creada a partir de una de sus costillas, y por lo tanto sumisa. La historia nos cuenta que Eva -aunque en menor grado- también salió del tipo porfiada, curiosa y experta en tentaciones... Pero volvamos a Lilith, a quien se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para después... matarlos. Otras, más tranquilas y evolucionadas, sólo nos rompen el corazón, -sorry-, y morimos de muerte natural, con su nombre en las pupilas.

Aquí ya comienzan las leyendas urbanas: Las variaciones del mito llevan a Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva (abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o a asimilarla con la propia serpiente del Paraíso (como en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina). Un relato de Primo Levi nos recuerda que Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo comandando una corte de demonios. Otra tradición afirma que Samael, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos seducen a Eva para que engendre a Caín.

Finalmente, en Astrología, Lilith es un punto que se averigua mediante las posiciones de la Luna y la Tierra. Su representación es una Luna Negra, y se refiere a "deseos ocultos, lados reprimidos de nuestra personalidad, experiencias dolorosas y rincones oscuros de nuestra psiquis". En Astronomía, Lilith es simplemente el asteroide 1181, descubierto en febrero de 1927.

Sea como fuere es evidente que Lilith es el perfecto símbolo para representar a la mujer emancipada, la que no se somete al hombre y busca la igualdad. Dejando a un lado las referencias más sangrientas, Lilith es un ejemplo claro de cómo la mitología también nos puede ayudar a encontrar las raíces del feminismo.


Nota final: Buscando en la red, San Google, quién otro, me mostró una frase genial de su colega San Ambrosio: "Adán fue inducido al pecado por Eva y no Eva por Adán. Es justo que aquél a quien la mujer ha inducido al pecado sea recibido por ella como soberano".
Me gustó este sabio San Ambrosio.

Ya veo venir los comentarios.