Lilith II
sábado, octubre 02, 2004
Adán a veces piensa que debería haber ido a buscar él mismo a Lilith, solo, sin ayuda, y haber escapado los dos del paraíso y haber sido felices para siempre.
Adán sueña con Lilith aunque no quiere. La ve y se siente mal, teme tocarla, desearla, perderse en ella. La deja sola, la niega, la desconoce, se refugia en el regazo de Eva.
Pero Lilith lo ama, de verdad lo ama. Y ella sí regresó al paraíso, bajo el disfraz de serpiente y cargada de tentaciones, todas para su amado. Pero se encontró con su reemplazo, la nueva, la otra mujer: Eva. Y sintió de golpe todas las soledades del mundo.
"...cuando todo está perdido sólo nos queda esperar que en los ojos del otro o de la otra se refleje alguna parte de la imagen del laberinto que nuestra soledad nos impide ver." J. Cortázar.
Dormí solo, poco y mal.
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