Mundos invisibles
miércoles, septiembre 22, 2004
Como últimamente me he sentido parte de un capítulo de La Dimensión Desconocida, he andado especialmente sensible a todo tipo de fenómenos. No sé si en realidad esto de los mundos invisibles existe. No sé si tiene límites, si cualquiera puede entrar, si abre de 9 a 5. Solo sé que hay cosas inexplicables. Algunos ven cosas. Otros sienten presencias. Quién no ha sentido una mano helada en el cuello en una noche solitaria. Bueno, yo no. Pero siento cosas, es cierto. He visto, he escuchado cosas. Casi todas tienen que ver con mi historia reciente. La cosa es que como decía Georgie, me duele una mujer en todo el cuerpo. Hace como mil años leía no sé qué libro por ahí, en una tarde perdida, y encontré un cuento mínimo, de un mexicano, Juan José Arreola, se llamaba Cuento de Horror. Tenía una sola línea: La mujer que amé se ha convertido en un fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones.
No sé si hay mundos más allá, no sé si hay algo más allá, invisible a nuestros ojos. No sé si hay blogs después de la muerte. No sé si hay Macs, no sé si hay duchas, no sé si está ella. No me asusta la muerte ritual, solo dormir, verme borrar, cantaba alguien hace tiempo. No sé si hay gente que se comunica con espíritus, que tiene premoniciones, jamás me han visto el tarot ni las manos, aunque me han visto otras cosas. No sé si hay reencarnaciones, pero la idea me seduce mucho, volver convertido en otra cosa, en otro ser. Y si esto es real, bueno, entonces ya volví.
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