Hoy
domingo, septiembre 19, 2004
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna ni los lentos jardines. Ya no hay una luna que no sea espejo del pasado, cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes que acercaba el amor. Hoy sólo tienes la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente) sino lo que no tiene y no ha tenido nunca, pero no basta ser valiente para aprender el arte del olvido.
Ya no seré feliz. Tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo; un instante cualquiera es más profundo y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una oscura maravilla nos acecha, la muerte, ese otro mar, esa otra flecha que nos libra del sol y de la luna y del amor. La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada; lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo me queda el goce de estar triste, esa vana costumbre que me inclina al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
He leído esto de Borges mil veces, y aunque me cuesta creer que haya querido más que yo, lo dijo bien. Y por cosas como estas es que me gusta leer, porque descubres que la vida es como es, linda y plena, aunque tiene momentos así, tristes, porque tal vez te hayan dejado y al querer escribir lo que tu corazón hecho mierda grita recuerdas algo que leíste hace mil años, y lo buscas y lo encuentras y lo lees, y lo escribes aquí, porque también sabes que el mundo sigue ahí y alguien más, como yo mismo, que busca palabras perdidas, va a entender lo que latió en otro corazón y supo escribirlo.
Yo no sé escribir, al menos no del corazón trizado que trata de entender. Yo sólo entiendo que la vida está hecha de momentos, frágiles, fugaces y hermosos y sé también que hay otros tristes que duran un poco más.
Lloro. "Un beso, un beso en la boca es como un milagro de flores y peces" ¿Se acuerdan de eso? Bueno, un sueño es un milagro parecido, pero que se acaba y hay gusto a lágrima.
Y tú, tú sabes lo que siento, no tengo que decírtelo de nuevo. Tienes que saber sentir y entender lo que significan tus propios latidos que, dudosos, me seguirán buscando.
Ya vuelvo.
Mañana.
Mañana es mañana.
Mañana vuelvo.
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