Sueños
jueves, septiembre 16, 2004
Dormir, dormir, soñar acaso.
Tantos que hablan de Morfeo, que también fue el nombre de un gato, alguna vez.
Morfeo, buen amigo y a veces tan esquivo. En la mitología griega, el dios del sueño. Hijo de Hipnos y de Nix. Morfeo se encarga de construir los sueños de los que duermen y de dar apariencia humana a las personas que en ellos aparecen. Linda pega.
En realidad no he dormido mucho en estos días, clientes nuevos e insomnios varios.
Y apareció ella. Lectora-Escritora. Entre dos clicks del Mac. A lo mejor cerré los ojos y en el blink que duró creí que eras y estabas y escribías y que te leí, y nada es cierto y no hay café ni el Bellas Artes ni pinturas ni ángeles a medio vestir. Pero de verdad escribe bien. Y dice que leerá todo, mil veces todo. Mis tristezas y tal vez el resto. Y aún debo hacer harta cosa aquí y la tele suena allá lejos y aquí hay música y scanners y fotos y no sé ni lo que falta y sólo quiero que aparezcas y sé que de nuevo voy a dormir una o dos horas y volveré a soñarte. Como en esos laberintos que me gustan tanto. Como esas historias circulares que escribe tan bien. Y yo, sólo quiero escuchar su historia. Toda.
Dormir, soñar acaso.
¿Se puede soñar?
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