El síndrome

Se me pasa. A veces se demora más, pero se me pasa.
Comenzó hoy, tal vez ayer y seguro que me dura hasta mañana, está ahí. Debo andar, de nuevo, con el síndrome pre-todo.
Y escucho música en el auto, volando por la city, de acá para allá y todas las canciones me hablan a mí. Todas. Y hay tristes, de encuentros y desencuentros, de ausencias, de extraños. Se mezcla Kusturica con la Fitzgerald, Dave Mathews con Cerati, Gotan con Bajo Fondo. Y hay árboles, y nubes rápidas. Y el Cd no termina nunca, maravillas de los mp3. No pongo radio, me niego a dejarme envolver por el planeta. No quiero noticias, ni el Mañana será otro día, ni debates, ni farándula, hoy he andado como en esa película metido en una burbuja, esa de Travolta adolescente. El celular suena, vibra entre mis piernas, ni siquiera contesto, la vibración me gusta. Ojalá insistan. Y entremedio de todo clientes, y mensajes y el mundo que no para.

Nadie se dio cuenta, pero por ahí andaba, buscando un cable a tierra. Y ahora, tarde, conectado al blog, todo me parece ya escrito. (Aunque a veces me doy cuenta que no todo está dicho, ni sentido)

Todos vemos las cosas como somos, como estamos, no como son.

¿Síndrome?
Uf.