respirar ya es un acto de preciosa irreverencia

Hoy es 050505...
Y sucede que estoy muerto.
Que de repente creo que no me va a dar.
Pero vivo, definitivamente vivo. Y me muero por vivir más. Eso le digo a alguien que me escribió un mensaje al Gmail. Y el título de este post es de ella. Y la frase me encanta. Y le escribo, y le digo que el mundo sí sigue ahí. Que por deformación profesional y cierta sensibilidad no me la puedo con la cruda realidad. Es cierto. No me la puedo. Pero no la niego. No tengo una posición cómoda. Intento ser justo. No discriminar. Ser derecho. Admirarme de las grandes cosas, avergonzarme -ajenamente- de las más pequeñas. Desde mi perspectiva he tratado de educar bien a mis dos hijos y he podido leer y escribir lo que he querido. Nada me gusta más que aprender, y conversar y saber, de esto y de esto otro. Pero de repente colapso. Hoy fui al Taller de la Pía, y no sé, no vi ni una. Gran parte del día metido con un trabajo de una cliente. Hoy en la mañana dormí dos horas, anteanoche cero. Y haciendo gráfica. Tengo otro par de proyectos por ahí un poco atrasados. Y lo de las clases, que hay que prepararlas, aunque sea un poco, hay que seguir un plan académico y todo eso. Y mi departamento que es un caos. Y mi mamá que se cambió de casa y ni siquiera pude ir. Y como me gusta meterme en líos ahora voy a escribir de un libro, es decir, crítica. Leerlo y criticarlo. Y van a publicarlo. Y echo de menos escribir aquí más seguido. Y visitar blogs de los que me gusta leer. Y juntarse con los amigos. Hablar de otra cosa. Jugar más con la Michi. Ver mucho más a mis hijos. Escribirle largos mensajes de e-mail a Martine.

...dormir
y que me beses los párpados, sin pedirlo, saber que estás ahí, y creerlo.
...

Días raros. Letras en la noche.
Allá lejos, aquí cerca, hay vida.
En serio que hay.