barberries
jueves, marzo 02, 2006
...arándanos, frutillas, fresas, frambuesas, moras.
Todas juntas, heladas y jugosas.
Se las daba en la boca, la misma que besé después. Roja. Dulce.
La misma boca que no dice todo lo que tiene que decir.
Y luego, al Liguria claro, a encontrarme con un grupo cada vez más grande de bloggers y conocer a Sergio, que me trae un regalo, un libro, La Reina Isabel cantaba rancheras, autografiado y dedicado por su propio autor, Hernán Rivera Letelier. Un gran gesto de este gran Sergio, nortino global, que comenzó armando blogs y comunidades en Antofagasta y que ha logrado grandes cosas.
Y después, no sé, parece que la energía fue mucha. Reencuentros y conversas, un Santa Digna Reserva del 2000, y yo, que parece que me ando despidiendo de todo. Misteriosos caminos tiene el recorrido del universo.
Volví a las 4 y media. Mientras la Michi me estaba retando recibí un mensaje en el celular. Y hablé por teléfono hasta las 6.
Todavía quedaban frutillas y unos pocos arándanos.
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