Detrás de la máscara

Y ahí está, terminada, la máscara que la preciosa Beatriz, mi amiga personal y de secretos, logró que un grupo de bloggers creara en un par de mágicas sesiones llenas de buenas vibras.

Finalmente entraron al horno y a 1.000 grados se fundieron las ganas, ese trozo de identidad y la trascendencia que quisimos darle los que nos subimos a su proyecto.

Parece que fue ayer que era una cosa gris, blanda y sin forma y mírenla hoy, toda una máscara.

Algo de nosotros deben tener. Imagen, identidad, querer ser, no sé. Hasta me reconozco.



¿Somos los mismos los que miramos con dulzura, los que le gritamos a un peatón imprudente, los que actuamos como niños, los que sentimos rabia? ¿Serán máscaras? ¿Somos personajes cambiando de rostro para cumplir papeles? El insufrible en la oficina, el agresivo en la calle, el abusador en su puesto de poder, ¿se mostrarán frágiles y vulnerables alguna vez?

¿Donde está entonces tu verdadera cara?