Buenos Aires, Feria del Libro 2006

Con el slogan "Los libros hacen historia", este año la Feria se asentó en La Rural, un predio en Palermo. No sé cuantos metros cuadrados son, pero los caminé todos, desde que abrieron hasta que, cinco horas después, las piernas y la espalda comenzaron a reclamar más que los brazos cargados de libros.

Es que estaba barato, 2666, de Bolaño, lo vi a doce mil pesos, acá en Santiago lo compré en poco más de treinta cuando salió. En Alfaguara, en un stand monumental, con espacios completos dedicados a Borges, Vargas Llosa, Rosa Montero, Laura Esquivel, Bryce Echenique, Chopra, Benedetti, uno de cada diez libros que se venden es de Cortázar. Los 3 tomos de sus Cuentos Completos, que se compró Blue Eyes, salieron a la mitad de lo que cuestan en Santiago. Las versiones de bolsillo son aún más baratas: los precios oscilan entre dos y tres mil pesos. Y se venden, y mucho. Es que los argentinos aman a Cortázar. Y muchos de nosotros también. Borges, otro must en la feria, se presentaba con una increíble maratón de lectura. La tecnología, que también llega para quedarse, mostrando una video conferencia en directo con Ray Bradbury. También se siente el orgullo de ver a Jodorowsky en lugares de privilegio. El boom del Código Da Vinci que se sigue vendiendo, y cada vez más. Ví un stand completo dedicado a Dan Brown y sus otros libros y no sé cuántos otros escritos en torno a lo cierto o no de sus revelaciones. Otros expositores con estantes completos de autoayuda de la más diversa. Libros de esto y de esto otro. Miles. De verdad, miles.



Me traje uno que otro regalo, hartos libros para mí, para los chicos, y uno que otro encargo. También hartos discos y DVDs, que están a la mitad de los precios que en Santiago. Hasta un Tarot me traje. A ver si logro entender, o sentir, algo de su mundo. Porque me traje hartas cosas. Lo que más me traje fueron buenas cosas.