Fuga y El Código da Vinci

Una vez más no estoy de acuerdo con la crítica de los que hablan de cine.

Primera diferencia: Me gustó Fuga. Y me gustó harto. No había podido escribir de esto, pero ahora lo digo: Me encantó Fuga. Me gustó la foto, la música, los roles, las locaciones, la voladura general.


Y me encantó El Código da Vinci.

Ron Howard y Akiva Goldsman, ganadores del Oscar como mejor director y mejor escritor por la película "Mente Brillante", -que también me encantó-, de nuevo se juntan para intentar hacer esta película del best seller más best seller de los últimos tiempos. Por supuesto que no es comparable a El Nombre de la Rosa, de Eco, o El Péndulo de Foucault, pero bueno, es un best seller. Con la fórmula best seller, hecho para entretener. Y esta es una película hecha para entretener.

Y me entretuve. Y harto. Seguro si hubiera sido el guionista habría pedido más minutos de película. Es difícil meter 557 páginas en dos horas, y que algo se entienda. Aún así, si no leíste el libro, te gustará la película. Y si lo leíste, vas a querer volver a leerlo, o al menos repasar algunas páginas. Mi único reparo es la Audrey Tautou, que es demasiado Amélie para mi gusto, pero en fin.



Si alguien quiere hacerme un regalo, ya falta poco para mi cumpleaños, me regala la banda de sonido de Fuga, y si no la encuentra me regala un Criptex, un objeto absolutamente alucinante. Me quedé pegado con un montón de cosas con ambas películas, especialmente con el Código, lleno de imágenes y sueños recurrentes.

Fuimos con Blue Eyes, que escribió: "Ver el Código da Vinci mueve historias, vidas, herencias desde lo más profundo de mí y de él. Sueña con cosas que no entiende, con imágenes sin sentido, pero con emoción; y me cuenta y yo me sonrío y le digo... Bienvenido"