Un evento memorable
lunes, julio 17, 2006
Hace tiempo que no tenía un montaje tan grande, tan difícil, y tan lleno de detalles. El viernes hicimos el Banquete Medieval en Castillo Hidalgo, para 400 australianos que llegaron en masa a Santiago a agotar las reservas de cerveza. El evento resultó impecable. Un fondo de escenario gigante impreso en alta resolución, que quedó precioso, muchos personajes de fantasía, malabaristas, chicas con pajaritos de fuego, acróbatas, estatuas vivientes, magos, juglares y arlequines, lámparas de velas, telas en el techo, banderas, grijalbos, escudos, muchas armaduras hechas por uno de los 8 personajes en el mundo que se dedican al arte de la armería, con las mismas técnicas de 10 siglos atrás, claro, es un chileno, Julio González, único en Latinoamérica y que pueden verlo en su taller en Peñalolén; el grupo Calenda Maia, con una gran actuación, hasta con una pequeña obra de teatro presentada en inglés, instrumentos antiguos, un cepo de tortura para sacar fotos, coronas y tiaras de regalo para los invitados, una orquesta para bailar después, un apoyo técnico de iluminación, efectos y un millón de detalles especiales hicieron de esta fiesta un suceso.
Terminé muerto, más de seis meses de trabajo y unas ojeras de este porte. Pero terminé feliz.
La Verónica, que ya me había advertido, optó por secuestrarme después del evento, y me llevó a su castillo. Todavía sueño con princesas, magos y caballeros andantes.
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