Besos mareados

Viernes, 7 de la tarde. Llevaba 2 o 3 horas pegado en el Mac, con un catálogo, retocando fotos, redactando textos. Sonó el celular, era ella. -Estoy afuera, me dijo, y claro, salté y corri hacia la puerta.

Abrí, y la recibí con un beso, un abrazo. El mareo casi me tiró al suelo. Me tuve que apoyar en la puerta para tratar de hacerme el leso.
Lipotimia ortostática.
Eso me dió. O al menos eso me dijo ella.

Me asusté.

Y como tengo doctora propia me retó bien retado, aunque después se apiadó de mí, y me cuidó todo el fin de semana. Y dormí no sé cuantas horas seguidas.

Es que he comido poco, solo y mal. Y dormido lo mismo.

Además, tengo el horario cambiado. Y tengo que tratar de volver a funcionar a la hora que funciona el mundo.

En eso estoy. Aunque es difícil. Se pone el sol y yo despierto. Debe ser algún gen proveniente de Transilvania que me da vueltas por ahí. Pero voy a tratar. Acostarme más temprano, comer a horas normales. Y dormir. Eso, dormir. Sobretodo, dormir.