Caminando

Esto de estar sin el auto ha tenido sus ventajas y desventajas. De estas últimas, son todas las que imaginen y más. Son obvias, molestas y tienen que ver con taxis, micros, colectivos y metro.

Pero también tiene sus ventajas. Hace un par de días me quedé sin Coca-Cola. Está bien que fume menos y que ya no me importe no tener cigarros siempre a mano. Pero no he abandonado el otro vicio de las coca light. Así que en vez de tomar el auto, como siempre lo hacía, caminé hasta un kiosco de una estación de servicio. En el camino pasaron algunas cosas inusuales.

Dos casas, grandes y hermosas, están siendo demolidas para construir uno de esos edificios nuevos. Una lástima. Alguien, bastante anciano, tal vez su ex dueño, miraba la escena con pena. No daba para hablarle, tal vez recordaba, otras cosas, otros tiempos. Lo dejé solo, como quería estar, solo con su pena.

Más allá, desde una ventana, sonaba un violín intentando uno de esos andantes de Vivaldi. No estaba mal, me quedé abajo escuchando. Al terminar, se asomó al balcón un señor, ya mayor, me vió, nos miramos y sonreimos al mismo tiempo. Me hizo una reverencia y se entró.

Y ya en el kiosco dos niñas hacían una tarea para el colegio. Me dijeron, -señor, ¿conoce usted parejas famosas? Como por ejemplo Romeo y Julieta... Sí, les dije, anoten, y les nombré a Adán y Eva, Dante y Beatriz, a Mickey y Minnie, Popeye y Olivia, y claro, se notaban las generaciones de diferencia, así que varias tuve que explicarlas. Pero de una salía otra y aparecieron Diego y Frida, Don Juan y Doña Inés, Sansón y Dalila, Napoleón y Josefina, y otras tan freak como Clark Kent y Luisa Lane, y ellas también aportaban, porque de repente les aparecieron doña Florinda y el profesor Jirafales, y también Homero y Marge, y cada nueva pareja eran sonrisas, y un "¿cómo se escribe?". Antes de volver, no pude resistirme y muy serio les dije, anoten la más importante de todas: Roberto y Verónica. -¿Quiénes son esos? me dijeron. Con cara de conocedor les dije, los que más se quieren de todo Santiago, (claro, no de Chile ni del mundo, para hacerla más creíble), y les guiñé un ojo. Igual la anotaron, aunque creo que después la habrán borrado.

No sé cómo les habrá ido con la tarea, pero fue una mañana distinta.
Una mañana llena de cosas extraordinarias. Como casi todas.