Los amigos...

A veces un abrazo vale más que mil palabras. Esa sensación la he tenido más que nunca en estos últimos meses, en que he estado en muchas reuniones y reencuentros de amigos.

Una vez al año voy a la fiesta de aniversario de mi colegio. Y nos ponen un sticker con el nombre, pese a que estamos todos "iguales", o al menos eso creemos, después cuando entras al salón piensas "no conozco a nadie", pero en segundos comienzan los abrazos, las risas y los recuerdos.



Trabajé 7 años en una gran compañía transnacional. Y hace poco volvimos a encontrarnos. Entre 4 personas armamos algo que resultó muy entretenido. Fue realmente motivador sentir que recuperabas en un instante el contacto, y reconoces, kilos más, canas menos, a los que viviste muchas horas de esos días lejanos.



Y el fin de semana nos juntamos con los amigos de la Universidad. De los que estudiamos Publicidad. Un gran grupo que logró juntarse gracias a la visita de Enrique, uno de nosotros que emigró a California y que pretende volver a vivir a Chile en algunos años más, pese a que ha armado su vida allá, logrando una buena posición en la radio, incluso ganando premios Emmy. Fue una noche preciosa, llena de recuerdos y alegrías, en que el tiempo, ese que alguna vez nos separó, nos regaló cuerda hasta la madrugada.



A mí me emocionan muchos estos encuentros, los primeros instantes en que te miras, intentando reconocer al que tienes al frente, y muchas veces el "archivo" en el disco duro interno no corresponde a lo que estás mirando, pero bastan algunos segundos, dos palabras, una risa y sientes que el tiempo no ha pasado.

Si pueden organizar encuentros con la gente de sus colegios, universidad o de trabajos anteriores, no dejen de hacerlo. De verdad que es gratificante, un viaje por un túnel del tiempo lleno de sorpresas, abrazos y risas. Y eso, ya es más que suficiente.

En esta receta de la vida que todos tratamos de cocinar, la amistad es uno de los ingredientes principales.