Tardes de cine
sábado, julio 13, 2013
Hace un tiempo, exactamente aquí, en un comunicado de prensa, avisaba que fijaba mi nuevo lugar de residencia, y que mi vida se llevaría a efecto en un capítulo de La Dimensión Desconocida.
Ya se sabe, la historia es circular, cíclica, recurrente.
Ha pasado tanta cosa desde entonces que a veces pareciera que el libretista sufre los efectos de alguna secuela seria. El guión, caótico, da saltos inesperados, se ha abusado de los flashback y racontos, hay escenas que nadie creería, renacen personajes antiguos y aparecen otros nuevos, y algunos extras se hacen protagónicos. Aunque de verdad, la mezcla final es buena, y la banda de sonido inmejorable.
Mi capítulo permanente de La Dimensión Desconocida es como el mundo. Como yo, como tú, como todos. Una gran mescolanza, un imbunche de vida, pasión, penas y alegrías, abandonos y reencuentros. Pero si sólo somos personajes no podremos decidir. Y decidir es lo que nos diferencia. Todos los días tomamos decisiones, que aunque parezcan pequeñas, comprometen lo que haremos y lo que seremos. Todos los días construimos el futuro, creamos realidades, creamos mundos. A no ser, claro, que el libretista ande con bajón de algo y nos mande a una escena de esas. Aunque siempre podemos esperar que se relaje y se distraiga, y así poder escaparnos un rato al cielo. A ese cielo que está donde tú quieras. Como quiera. Con la que quiera. Así, tal cual. Puede que dure un momento. O dos. Pero es donde quiero estar. Al menos por ahora.
Es que el libretista te asigna roles y te pone en el papel, a veces te las das de conquistador, a veces de conquistado. O de profundo, de culto, de simple, de niño y de grande. Del drama a la comedia, de la acción al romance, del documental al triple x. Cada día una sorpresa. No hay teaser, no hay sinopsis. Y no, no se puede usar dobles.
Y del casting, hablamos otro día.
0 comentarios. Escribe tu opinión aquí.:
Publicar un comentario