Las vueltas de la vida
miércoles, marzo 17, 2004
No puedo creerlo.
Es demasiado.
Me caí de espaldas.
Yo soy un navegador compulsivo. Estaba hoy en la tarde buscando algo de info de Jean Arp, que es un pintor francés, dadá, surrealista, en Google, y de repente aparece ella: la Joa, buscando un amigo, en la red. Voy un poco más allá y me encuentro con su historia más increíble, y le escuché varias, de una pareja que se conoce, se enamora y se casa en los intrincados rincones del cyberespacio. Es que no puede ser. Y pensar que de un día para otro no supe más de ella. Salimos dos, tres, cuatro veces. Un par de detalles inolvidables. Y nunca más. Desapareció. Llamé un par de veces y después no insistí más, supuse que si veía mi llamada perdida llamaría. Pero, bueno, da lo mismo. Así que ahí está, en alguna parte de Guadalajara, casada con pianista, enamorada, en fin. Y todo por internet. Orale, qué chido no?
Increíble. Así que le mandé un e-mail y la invité a este blog.
A ver si aparece.
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