Edificio de la UNCTAD - 1973
viernes, octubre 26, 2007
Sorry por la melancolía, pero cuando Paloma y Marcela me contactaron para escribir una columna para el nuevo sitio del Edificio Diego Portales, dejé que la nostalgia me la ganara.
La tercera versión de la UNCTAD, (United Nations Conference on Trade and Development), tuvo lugar en Chile el año 1972, motivando al gobierno para construir, en tiempo record, un gran centro de convenciones. El espacio más tarde fue utilizado como sede del poder Ejecutivo y Legislativo en los años de la dictadura y luego, con el regreso a la democracia, pasó a manos del Ministerio de Defensa.
En el marco del Bicentenario, el Gobierno de Chile ha planteado la necesidad de construir un gran centro cultural. Para ello se ha decidido intervenir el actual Edificio Diego Portales y reconvertirlo en un espacio que permita preservar, enriquecer y difundir nuestro patrimonio, recuperando así su destino original. Y bueno, ya hay acciones: El Concurso de Arquitectura Centro Cultural Gabriela Mistral busca instaurar este espacio y elegir la mejor propuesta arquitectónica para la construcción de un gran centro cultural para Chile. (Ya hay 50 propuestas).
"Hubo un tiempo que fui hermoso y fui libre de verdad", como cantaba después Charly. En 1973 yo estudiaba Licenciatura en Filosofía en la Chile. La facultad de esos primeros años quedaba en Agustinas, donde estaban también los músicos. Una casa preciosa, con techos altos y pianos en los rincones. Caminábamos, siempre por las mismas calles, casi siempre los mismos amigos, conversando y mirando, -todo nos asombraba todavía-, hasta llegar a la plazoleta de las esculturas sobre la placa del Edificio de la UNCTAD.
El lugar sorprendía por su arquitectura, por sus dimensiones, por sus rincones llenos de arte, por lo rápido que apareció, irrumpiendo en la ciudad de repente. Lo mejor era saberlo tuyo, nuestro, de todos. Cada uno de nosotros cuidaba ese edificio, amábamos ese amigo alto, moderno, anacrónico en un barrio lleno de calles curvas, árboles viejos y vecinas que barrían las veredas de sus casas.
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El resto lo pueden leer aquí, y navegar por este entretenido, y nostálgico, sitio.
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