Game over
viernes, octubre 31, 2003
Hoy, 31 de octubre de 2003, es oficial.
Martine ha terminado conmigo.
2 años, 2 meses, 27 días. (Con un par de recreos).
Hablamos un largo rato, no la veía desde el domingo, y me he quedado lleno de preguntas y cosas que no le dije. Después me fui a la calle y saben qué, todo seguía igual. Nadie sabe nada, nadie entiende nada y todos corren para algún lado.
El mundo sigue ahí.
Esto de sentirse liberado es un sensación rara. No alcancé a decirle todo lo que quería ni todo lo que sentía. Y supongo que ella tampoco.
Está ciega, metida en su insoportable burbuja que la rodea cuando tiene problemas.
Almorcé con Eugenia y Luisa en el Mikado. La mitad del rico almuerzo hablamos de las relaciones hombre-mujer.
Esto de abrirse tanto, mostrarse tal cual, tratar de ser derecho y transparente, amigo, cómplice, escribir todos los días tanto mensaje, uf, después todo pasa a ser parte del paisaje, es uno más, ya ni siquiera llama la atención, tantos momentos dedicados a alguien, de tratar de hacerle cada día el mejor y más encima que me pongo invasivo y ahogante y demasiado demostrativo y enfermo de pegote y uf, todo lo contrario de lo que me reprocharon tanto al terminar con Cecilia, hace que me quede pensando en que al final esto es malo. Mis compañeras de almuerzo opinan igual. Al final no se valora.
Yo estaba todo el día diciéndole lo bien que me sentía, lo mucho que la quiero y contándole todo lo que me pasaba. Entonces debo reconocer que es difícil estar con un demostrativo extrovertido al lado y pensar que a lo mejor tú no sientes lo mismo o como te cuesta más expresarlo tiendes a pensar que es menos.
A mis amigas les digo que igual hay mujeres que quieren al típico machito chilensis, sub evolucionado, analfabeto funcional, que se ve bien en cualquier parte, pero que por dentro es un idiota, incapaz de hablar más que de sí mismo, indiferente, cerrado, plano, que las trata mal, y del cual se enamoran. Y al final eso les gusta. No están acostumbradas a que las traten bien siempre. Y al final me encuentran algo de razón.
Siento que no sé si creer en los momentos buenos, no de dos años atrás, ni de un año, ni 6 meses, hablo de días atrás… ¿adonde van esos momentos?, los planes, las sonrisas, los guiños, las palabras al oído, las arrancadas a los lugares más insólitos, y estremecerse juntos abrazados, o pasar la noche muriéndose de amor... ¿Adonde va todo eso?
Tanto para dar, pero ella no lo quiere.
No se la puede con mis pifias, mis defectos,
mis faltas y mis sobras.
Ça va.